Por Elena Azcondo
Él no lloraba
ella no entendía.
«¿Cómo vivir sin humedecer los ojos
sin presentar la tristeza a tu cara?»
Él hacía gesto de no saber, sonreía,
seguía la vida sin lágrimas.
Un día de paseo, ella sollozaba.
«Los niños, la casa,
el tiempo pasa,
la pobreza, las guerras
la ambición humana»
¡Mira, mujer, llena esta fuente seca
deposita aquí tus lágrimas!
¡Tú que sientes el mundo,
que conoces lo bueno de usarlas!
¡Mira, mujer dedica esta fuente yerma
a los que nunca lloran!
A los que saben que si cae la primera
infinitas se derraman.
¡Sacia esta fuente, mujer!
Que sea agüita fresca sobre la cara
de los que se estrenan en llanto
y dejan un rastro inagotable de lágrimas.
Texto: Elena Azcondo
Foto: Elena de Quinta Regadeira en Portugal (tomada por Elena Azcondo)
Escucha Fuente de lágrimas en la voz de Elena