Hablaba conmigo misma

Por Anabel Lora Mingote

Hablaba conmigo misma porque contigo no era posible. No me reconocía ni en el acento, ni en las pausas, ni en los renglones vacíos que eran un mundo sin pies ni cabeza, sin luces ni sombras, ni blancos ni negros. Un arcoíris apagado y deslucido. Hablaba conmigo misma por aburrimiento, por desasosiego, porque no tenía con quién. O al menos eso me mostraba mi libreta de teléfonos nueva, a pesar de haberla comprado en un viaje a Londres diez años antes. 

Los pelos que caen al lavabo con cada pasada de peine. Las ojeras caídas delatando falta de sueño y nervios atropellados. La mirada triste y el rostro enjuto desvestido de gracia y salero, vestido de soberano hastío. Las tres, las cuatro, las cinco ¡Válgame el cielo que nunca amanece! Desdoblar mi cuerpo, ser mariposa, volar a través de la ventana abierta, planear sintiéndome pluma con la brisa y llegar al mar. Suena a poema rebuscado, quizá a memoria lastimera. ¡Qué más da! Es lo que siento, es lo que soy. Un pijama carcomido de tedio. Unos labios de procesión sin atisbar contacto. Una frase sin alma. Una desnudez oronda, unas arrugas que el tiempo ha ido cosiendo en la piel. 

Hablaba conmigo misma porque solo yo entendía mi idioma. 

Hablaba conmigo misma

Hablaba conmigo

Hablaba.


Texto y foto : Anabel Lora Mingote


Escucha Hablaba conmigo mismo en la voz de Anabel

COMPÁRTELO:

Facebook
X
LinkedIn
Email
WhatsApp

Una respuesta

  1. Es un texto magistral.

    Una mezcla de poesia intimista y diario personal.

    Una mirada interna hacia el desasosiego, la tristeza y el paso inevitable por la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

PUBLICACIONES RELACIONADAS

Paseo nocturno

Alexa

El viaje de la vida